La Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos otorgó una prórroga de 60 días al sistema aeroportuario de Argentina, evitando por el momento una baja de categoría. La decisión se tomó después de que la FAA evaluara avances en legislación y procedimientos de seguridad implementados por la Secretaría de Transporte y la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) tras una inspección en abril. La postergación es vista como un logro parcial para las autoridades locales, que han trabajado para ajustar las normativas a estándares internacionales.
Según fuentes cercanas al sector, la FAA solo extiende este tipo de prórrogas cuando un país muestra un avance palpable en los hallazgos observados y un plan concreto para corregir los problemas. De los 82 hallazgos de seguridad identificados, Argentina ha alcanzado un 85% de cumplimiento en el plan de acciones correctivas, y el gobierno espera completar las reformas antes del veredicto definitivo en diciembre.
Sin embargo, persiste la posibilidad de una baja de categoría, lo cual podría afectar la aviación argentina a nivel global. Una degradación limitaría las conexiones y frecuencias de vuelos hacia Estados Unidos y complicaría la renovación de la flota de aeronaves para dichos trayectos. Además, las aerolíneas argentinas estarían sujetas a controles más estrictos en territorio estadounidense, elevando costos y generando posibles demoras.
La última baja de categoría para Argentina ocurrió en 2002 y duró tres años, lo cual limitó las operaciones de varias aerolíneas. Desde entonces, las autoridades aeronáuticas han trabajado para alinear las regulaciones con los estándares internacionales de seguridad, pero el historial de gestión sigue siendo un desafío para mantener la categoría 1.