Cultivar romero en casa es una excelente manera de tener esta planta aromática y versátil al alcance. Originaria del Mediterráneo, el romero (Rosmarinus Officinalis) no solo aporta un aroma agradable a la cocina y al jardín, sino que también es valorado por sus propiedades para la salud. Esta planta es resistente y adaptable, ideal para cualquier huerta, pero requiere ciertos cuidados específicos para prosperar.
Para el cultivo de romero, es fundamental contar con un suelo bien drenado y soleado. Esta hierba aromática necesita al menos seis horas diarias de luz solar directa, por lo que se recomienda ubicarla en lugares expuestos al sol. Durante la etapa inicial de crecimiento, es importante regarla regularmente sin encharcar el suelo; una vez establecida, puede tolerar la sequía.
En climas fríos, es aconsejable trasladar el romero al interior cuando las temperaturas caen por debajo de los 5 ºC, ya que no soporta el frío extremo. En zonas más cálidas, el romero puede alcanzar hasta 1,8 metros de altura y 1,2 metros de ancho, por lo que conviene realizar podas suaves para mantener su forma compacta y estimular un crecimiento denso. Un sustrato ligeramente ácido o neutro contribuye a su desarrollo óptimo.
El romero puede cultivarse a partir de semillas, aunque lo más práctico es adquirir una planta pequeña. Al recolectar, se recomienda cortar ramas de unos centímetros y, si se desea conservarlas secas, colgarlas en un lugar fresco y seco. De esta forma, se puede disfrutar del aroma y las propiedades del romero durante todo el año, convirtiéndolo en un ingrediente indispensable en la cocina y en el hogar.