Un creciente número de estudios ha advertido sobre el impacto de los microplásticos y nanoplásticos en la salud humana y el medioambiente. Estas partículas diminutas, presentes en el aire, el agua y los alimentos, han sido detectadas en tejidos humanos, incluido el cerebro, lo que genera preocupación por su posible relación con enfermedades neurodegenerativas como la demencia.
- Frente a esta amenaza, los expertos recomiendan adoptar medidas para reducir la exposición a estos contaminantes. Algunas estrategias clave incluyen:
- Evitar el agua embotellada: Consumir agua de grifo en lugar de agua envasada podría reducir significativamente la ingesta de microplásticos.
- No calentar alimentos en plástico: El uso de microondas para calentar comida en envases plásticos libera millones de partículas que pueden ser ingeridas.
- Reducir el consumo de alimentos ultraprocesados: Estos productos, envasados en plástico, contienen una mayor cantidad de microplásticos en comparación con los alimentos frescos.
- Optar por envases reutilizables: Sustituir recipientes de plástico por vidrio o acero inoxidable ayuda a disminuir la contaminación por partículas plásticas.
- Evitar el uso de bolsitas de té plásticas: Estas pueden liberar grandes cantidades de microplásticos al sumergirse en agua caliente.
- Eliminar el consumo de alimentos enlatados: El recubrimiento interno de las latas puede contener bisfenol A (BPA), una sustancia asociada a la liberación de microplásticos.
Si bien estas medidas pueden reducir la exposición a los microplásticos, los científicos enfatizan la necesidad de más investigaciones para comprender mejor sus efectos a largo plazo y desarrollar políticas públicas que frenen la contaminación plástica a nivel global.