La Unión Europea (UE) ha decidido imponer aranceles provisionales a los vehículos eléctricos (VE) provenientes de China, medida que comenzó a aplicarse el 5 de julio. Estos aranceles varían entre el 17% y el 38% según la empresa, dependiendo de los subsidios estatales recibidos y su cooperación con la investigación de la UE. Los fabricantes de automóviles chinos, como BYD y SAIC, son algunos de los afectados.
La Comisión Europea justificó esta decisión argumentando que los fabricantes chinos tienen una ventaja injusta debido al trato preferencial que reciben en su país. Estos aranceles adicionales se suman al arancel existente del 10% sobre las importaciones de automóviles y están diseñados para alinearse con las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Sin embargo, la medida ha generado controversia. Los fabricantes de automóviles alemanes temen una respuesta adversa de China, y el canciller alemán Olaf Scholz ha propuesto un arancel mutuo del 15%. El 10 de julio, el Ministerio de Comercio chino anunció una investigación sobre las prácticas comerciales de la UE, con la posibilidad de presentar una demanda ante la OMC y tomar represalias.
La UE también está utilizando nuevas herramientas para enfrentar disputas comerciales, como el “instrumento de adquisiciones internacionales”, que podría degradar a los postores chinos en licitaciones si no se llega a un acuerdo sobre el acceso de las empresas europeas al mercado chino. Estados Unidos podría ser el próximo objetivo si Donald Trump, reelegido en noviembre, impone aranceles del 10% a todas las importaciones.
A pesar de estas tensiones, la UE insiste en que sus políticas seguirán siendo compatibles con la OMC, a diferencia de países como China, India y Rusia, que prefieren sistemas comerciales alternativos. La UE se enfrenta al desafío de mantener un orden comercial basado en reglas en un mundo donde otros países no comparten la misma visión.
En este contexto, la UE busca utilizar los aranceles como una herramienta de negociación para obtener mejores acuerdos, similar a lo que hizo con el aluminio y el acero estadounidenses. Sin embargo, esta estrategia puede no ser suficiente si Trump regresa a la presidencia de Estados Unidos. En tal caso, la UE deberá encontrar formas de colaborar con otros países para fortalecer su posición.