El 1 de noviembre se celebra en varias partes del mundo el Día de Todos los Santos, una fecha católica que busca rendir homenaje a todos los santos que han existido a lo largo de la historia e incluso aquellas almas que ya han pasado el purgatorio y se encuentran en el reino de los cielos. El Día de Todos los Santos se festeja anualmente desde el año 835, su objetivo es ofrecer un homenaje a todos los Santos sin importar la religión. La fecha fue establecida por el Papa Gregorio IV, luego de que Gregorio III consagrará una Basílica en la capilla de San Pedro en el Vaticano en honor a Todos los Santos.
Según el Vaticano, el 1º de noviembre se recuerda “a todas las personas, hijas e hijos de Dios, que vivieron la fe, la esperanza y la caridad, siguiendo el ejemplo de Jesucristo y que practicaron de manera eminente las bienaventuranzas descritas en el Sermón de la Montaña (Mt 5, 1-12)”. El Vaticano agrega que la fiesta “nos recuerda que podemos vivir ya desde ahora en la vida eterna si nos comprometemos con determinación a transformar este mundo con la fuerza del Evangelio”.
El Papa explica que “la santificación es un camino comunitario, de dos en dos. En varias ocasiones la Iglesia ha canonizado a comunidades enteras que vivieron heroicamente el Evangelio o que ofrecieron a Dios la vida de todos sus miembros”. Por ejemplo, los siete fundadores de la Orden de los Siervos de María o las siete Beatas del primer Monasterio de la Visitación, en Madrid.