El insomnio y la somnolencia diurna son dos problemas de salud que afectan a millones de personas en todo el mundo. Estos trastornos pueden tener diversas causas, desde hábitos poco saludables hasta condiciones médicas subyacentes. La falta de sueño adecuado no solo reduce la calidad de vida, sino que también puede aumentar el riesgo de accidentes y afectar el rendimiento laboral o académico.
Entre los factores más comunes que provocan insomnio se encuentran el estrés, la ansiedad y el uso excesivo de dispositivos electrónicos antes de dormir. La exposición a la luz azul de las pantallas altera la producción de melatonina, la hormona responsable de regular el sueño. Además, el consumo de cafeína o alcohol en horas nocturnas puede dificultar el descanso, al igual que los horarios irregulares de sueño.
Por otro lado, la somnolencia excesiva durante el día puede deberse a la falta de sueño reparador, pero también a trastornos como la apnea del sueño o el síndrome de piernas inquietas. Asimismo, factores como una alimentación inadecuada, el sedentarismo y algunas enfermedades neurológicas pueden contribuir a este problema. En muchos casos, las personas afectadas no son conscientes de que sufren una alteración en su descanso nocturno.
Los expertos recomiendan adoptar una rutina de sueño saludable, evitando estímulos electrónicos antes de acostarse, estableciendo horarios regulares y reduciendo el consumo de sustancias estimulantes. En casos más severos, es fundamental consultar con un especialista para identificar posibles trastornos y recibir el tratamiento adecuado. Un descanso óptimo no solo mejora la salud física y mental, sino que también aumenta la productividad y la calidad de vida.