El 18 de noviembre de 1834, Jujuy logró su autonomía política tras un largo proceso de reclamos y enfrentamientos. La decisión fue el resultado de tensiones con la provincia de Salta, que se agravaron a finales del siglo XVIII. Aunque ambos territorios coexistían como una unidad administrativa, los conflictos surgieron cuando las autoridades salteñas trasladaron de forma unilateral las Cajas Reales, entonces situadas en Jujuy, a Salta. Ante esta situación, los jujeños elevaron un reclamo al Virrey, quien destacó las ventajas geográficas de Jujuy y rechazó la medida.
A lo largo de las décadas siguientes, la provincia intentó formalizar su separación en varios escenarios, incluyendo la Junta Grande de 1811 y la Asamblea del Año XIII. Sin embargo, los problemas se intensificaron cuando el gobernador salteño Pablo Latorre despojó a Jujuy de varios distritos históricos en 1831, en el marco de conflictos regionales. Con el apoyo del gobernador tucumano Alejandro Heredia, los jujeños finalmente tomaron medidas decisivas para lograr su independencia administrativa.
El 17 de noviembre de 1834, se convocó un cabildo abierto en San Salvador de Jujuy, liderado por el General José María Fascio y vecinos notables. Allí se decidió declarar la autonomía al día siguiente. Este acto fue respaldado militarmente por Fascio, quien enfrentó a Latorre en la Batalla de Castañares, una acción decisiva que marcó el último obstáculo para la independencia jujeña.