Cada 3 de noviembre se celebra el Día del Artista Plástico Argentino en conmemoración a la trayectoria de Prilidiano Pueyrredón, uno de los pioneros en el arte del país. Nacido en 1823, Pueyrredón dejó un legado destacado en el ámbito de la pintura, donde se centró principalmente en los retratos. Estas obras, muchas de ellas encargadas por figuras de la alta sociedad, reflejan su talento para capturar la esencia de sus retratados, siendo reconocidas por su precisión y detalle.
Además de los retratos, Pueyrredón fue uno de los primeros en abordar temas arrabaleros y gauchescos en su obra, explorando estas temáticas con un estilo romántico que adquirió durante su estadía en Europa. Este enfoque fue innovador para la época, pues abrió camino a una representación visual de la vida y la cultura local, enriqueciendo la narrativa artística de Argentina. Su obra «Un alto en el campo», pintada en 1861, es un ejemplo destacado de esta tendencia, mostrando su habilidad para plasmar la cotidianeidad del campo argentino.
Sin embargo, Pueyrredón no solo se destacó en el ámbito artístico, sino que también fue ingeniero. En 1862, le encomendaron la construcción de un puente sobre el Riachuelo, un proyecto ambicioso que incluyó un puente giratorio, innovador para el contexto de la época. A pesar de su prometedor diseño, la obra sufrió varios inconvenientes; el terreno cedió y el puente se hundió, generando críticas y dificultades para el ingeniero. El gobierno financió una segunda fase de la obra en 1867, aunque Pueyrredón falleció antes de ver la culminación del proyecto.
Prilidiano Pueyrredón murió en Buenos Aires el 3 de noviembre de 1870 a los 47 años, afectado por problemas de salud agravados durante sus últimos trabajos. A pesar de no haber concluido su obra de ingeniería, su legado como artista y como pionero en la representación de la cultura argentina sigue vigente, siendo recordado cada año en esta fecha especial.