La Posta de Hornillos, ubicada a solo 4 kilómetros de Maimará y a 16 de Tilcara, se erige como uno de los destinos más emblemáticos de la Quebrada de Humahuaca, Patrimonio de la Humanidad. Construida en 1772, fue una de las primeras postas coloniales del antiguo Camino Real, que conectaba el Virreinato del Río de la Plata con el Alto Perú. Su estratégica ubicación la convirtió en refugio de viajeros, soldados y correos durante los años de las guerras de la Independencia.
Con el paso del tiempo, la Posta adquirió un rol fundamental en la historia argentina. En 1813, el general Manuel Belgrano se alojó allí durante su marcha hacia el norte, en plena campaña independentista. Hoy, el edificio conserva su arquitectura original, con muros de adobe, techos de barro y estructuras de cardón que remiten a las construcciones típicas del noroeste argentino. Fue declarada Monumento Histórico Provincial en 1959 y Lugar Histórico Nacional en 2002, reconocimiento que asegura su preservación.
Actualmente, el sitio funciona como museo histórico, con 19 salas donde se exhiben armas, uniformes, documentos, muebles del siglo XIX y piezas arqueológicas preincaicas halladas en la región. Cada sala propone un recorrido por distintos períodos de la historia local, desde la época colonial hasta las luchas por la independencia. Su ambientación logra transportar al visitante a los tiempos en que la posta era un punto vital de comunicación y defensa en el norte argentino.
La Posta de Hornillos forma parte del circuito turístico más visitado de Jujuy y ahora está integrada al recorrido del Tren Solar de la Quebrada, una propuesta de movilidad sustentable que potencia el turismo en la región. Según datos del Ministerio de Cultura y Turismo, solo durante un fin de semana largo de 2025 más de 15.000 turistas visitaron Jujuy, generando más de 27.000 pernoctaciones en la Quebrada, lo que refleja el creciente interés por destinos patrimoniales como este.
Para quienes visitan la provincia, la Posta ofrece una experiencia única que combina historia, paisaje y cultura viva. Rodeada de cerros coloridos y con acceso directo desde la Ruta Nacional 9, es una parada obligada para los amantes del turismo cultural y de la historia nacional. Visitarla no solo permite conocer un fragmento del pasado, sino también apreciar cómo Jujuy preserva y comparte su herencia con las nuevas generaciones.

