El consumo de huevos requiere de un cuidado especial debido a la posible presencia de la bacteria Salmonella, la cual puede provocar salmonelosis, una infección que afecta el intestino. La bacteria vive en los intestinos de humanos y animales, y se elimina a través de las heces. Por eso, es importante asegurarse de que los huevos que consumimos sean de buena calidad.
La Salmonella puede encontrarse tanto en la cáscara como en la parte interna del huevo, y los casos de contagio han ido en aumento en Argentina. Para evitar consumir huevos contaminados, es fundamental prestar atención a ciertas señales y tomar medidas preventivas, especialmente cuando se consumen crudos en preparaciones como mayonesas caseras y postres.
Una de las principales señales de contaminación es una cáscara rota, lo que puede permitir la entrada de bacterias. Por eso, cualquier huevo con la cáscara dañada debe ser descartado de inmediato. Además, si al abrir el huevo la yema tiene una consistencia más líquida de lo normal, también es recomendable no consumirlo.
Para evitar riesgos, se sugiere siempre comprar huevos de fuentes confiables y cocinarlos adecuadamente. El huevo, rico en proteínas y nutrientes esenciales, es un alimento saludable, pero es importante manipularlo con cuidado para prevenir la salmonelosis.