Las Flores de Bach conforman un conjunto de 38 esencias florales creadas para abordar estados emocionales negativos que pueden desequilibrar el organismo y hacerlo más propenso a enfermedades. Su acción se basa en la armonización del campo energético, promoviendo el bienestar sin generar efectos adversos.
Estas esencias influyen en las emociones y, de manera indirecta, en el cuerpo físico. Su uso es seguro para todas las edades e incluso en animales. Se pueden combinar con otras terapias para potenciar el proceso de sanación o proporcionar tranquilidad en situaciones de salud complejas.
Desde tiempos antiguos, diversas civilizaciones han reconocido las propiedades curativas de las plantas. La terapia floral de Bach se introdujo en Argentina en los años 80 y se ha convertido en una herramienta valiosa para transformar emociones negativas en estados positivos, contribuyendo a la estabilidad emocional y física.
En una sesión de terapia floral, se eligen las esencias según las necesidades individuales. Se administran en gotas durante varias semanas y su uso continuado ayuda a restaurar el equilibrio emocional. Su efecto progresivo permite liberar tensiones, fortalecer la confianza y favorecer la armonía interior.