Un brote de gripe aviar altamente patógena ha impactado a dos granjas en los Estados Unidos, dejando miles de aves muertas y poniendo en alerta a las autoridades sanitarias. En Long Island, Nueva York, la granja Crescent Duck Farm perdió 100.000 patos tras confirmarse la presencia del virus H5N1, mientras que en Matteson, Illinois, la Kakadoodle Farm vio morir a 3.000 gallinas ponedoras en cuestión de días. Ambas instalaciones han sido puestas en cuarentena para contener la propagación del virus.
El impacto económico ha sido significativo. Crescent Duck Farm, la última granja de patos de Long Island, tuvo que despedir a 47 empleados, mientras que Kakadoodle Farm suspendió su producción de huevos por al menos 150 días, afectando su mercado en línea. Estos eventos también han generado preocupación por posibles aumentos en los precios de la carne y los huevos debido a la reducción en la oferta y las restricciones en la cadena de suministro.
A pesar de la gravedad del brote en las aves, las autoridades han asegurado que el riesgo para la salud humana sigue siendo bajo. Según la Organización Mundial de la Salud, no hay evidencia de transmisión de persona a persona, aunque expertos advierten sobre el peligro de una mutación del virus. Mientras tanto, los productores cercanos refuerzan sus medidas de bioseguridad para evitar nuevos casos.
La industria avícola enfrenta un desafío creciente a nivel nacional, con brotes reportados en varias regiones desde 2022. Las autoridades instan a los agricultores a reportar aves enfermas y reforzar sus protocolos de seguridad. Aunque las granjas afectadas tienen un largo camino de recuperación, los esfuerzos para contener el virus continúan siendo prioritarios para proteger tanto la producción como la salud pública.