Un estudio reciente de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) reveló que las heladeras representan el 21% del consumo eléctrico anual en los hogares del AMBA. A pesar de no ser vistas como electrodomésticos de alto consumo, su funcionamiento ininterrumpido durante todo el año las convierte en un factor clave en las facturas de luz.
Para reducir este gasto, los expertos recomiendan ubicar la heladera en un lugar fresco y alejado de fuentes de calor, como el horno o la luz solar directa. También sugieren revisar periódicamente los burletes de las puertas para evitar filtraciones de aire frío y limpiar la parte trasera del aparato para mejorar su eficiencia.
Otro aspecto clave es el uso adecuado del termostato: mantener la temperatura entre 3°C y 5°C es suficiente para conservar los alimentos sin que el motor trabaje de más. Además, es fundamental optimizar el almacenamiento interno, evitando bloquear la circulación del aire y guardando los alimentos en recipientes cerrados para reducir la humedad interna.
Finalmente, los especialistas aconsejan considerar el recambio de heladeras antiguas por modelos de bajo consumo con tecnología Inverter y sistema No Frost, que pueden reducir el gasto energético hasta en un 50%. Con estos cambios, es posible mantener la calidad de conservación de los alimentos y, al mismo tiempo, aliviar el impacto en las facturas de electricidad.