El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó un decreto que elimina los programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) dentro del Gobierno federal. La medida, que cumple una de sus principales promesas de campaña, busca desmantelar lo que la administración considera «programas radicales y despilfarradores». Con esta decisión, se pondrá fin a iniciativas de justicia medioambiental, subvenciones relacionadas con la equidad e incluso planes de acción en el ámbito gubernamental.
La eliminación de los programas DEI se suma a una tendencia creciente en el país, donde legisladores han presentado al menos 81 proyectos de ley en 28 estados para restringir estas iniciativas en universidades y entidades públicas. Texas y Florida se encuentran entre los estados que ya han convertido estas propuestas en ley, limitando la financiación y el alcance de los programas de diversidad.
Si bien una encuesta del Pew Research Center en 2023 reveló que el 52% de los empleados estadounidenses reciben capacitación en DEI, algunas empresas han comenzado a reducir estos programas en respuesta a la presión política y corporativa. Figuras como Bill Ackman y Elon Musk han criticado abiertamente estas iniciativas, calificándolas de discriminatorias y contrarias a los principios de meritocracia. Sin embargo, otros líderes empresariales, como Mark Cuban, han defendido la importancia de la diversidad en el ámbito laboral, argumentando que beneficia tanto a las empresas como a sus trabajadores.
El debate sobre los DEI sigue siendo un tema divisivo en la política y la sociedad estadounidense. Mientras los críticos argumentan que estos programas generan desigualdad al otorgar ventajas a ciertos grupos, los defensores sostienen que han sido fundamentales para garantizar oportunidades a comunidades marginadas. Con esta nueva medida, el futuro de las políticas de inclusión en el país queda en un estado incierto, a la espera de nuevas decisiones gubernamentales y corporativas.