La introducción de teléfonos inteligentes ha transformado las consultas de padres en terapia, quienes ahora no solo buscan ayuda por sus propios problemas de dependencia tecnológica, sino también por la que observan en sus hijos. Quienes aún no han permitido el acceso a dispositivos móviles, se preguntan cuándo es el momento adecuado para dar el primer celular a sus hijos.
Este dilema se enmarca en un contexto de creciente preocupación por la salud mental de niños y adolescentes. Estudios recientes sugieren una relación entre el malestar psíquico de los menores y el uso excesivo de celulares, especialmente el manejo compulsivo de redes sociales. Se ha vinculado el uso prematuro de smartphones con problemas de concentración, atención, tolerancia a la frustración y autocontrol de los impulsos, lo que ha generado un debate sobre la edad adecuada para introducir esta tecnología en la vida de los jóvenes.
Especialistas coinciden en la importancia de retrasar lo más posible la entrega del primer smartphone. Clara Paritsis, psicóloga especialista en crianza, resalta la vulnerabilidad del cerebro en desarrollo y la dificultad de los niños para autorregularse con un celular. En la misma línea, Jonathan Haidt, autor del bestseller «La generación ansiosa», recomienda no otorgar un dispositivo inteligente antes de los 14 años y posponer el uso de redes sociales hasta los 16.
La dinámica familiar y el ejemplo que los padres dan a sus hijos juegan un papel crucial en el manejo de esta tecnología. Psicólogos como Ángel Tabullo subrayan la importancia de establecer límites claros en el uso de smartphones, como un máximo de dos horas diarias. Asimismo, se recomienda cargar los celulares fuera de los dormitorios para evitar la conexión continua.
