El exceso de Cortisol, la hormona del estrés, puede estar afectando nuestro descanso nocturno. Pasar el día en constante actividad y estrés eleva los niveles de Cortisol, lo que dificulta conciliar el sueño y tener un descanso reparador. Esta hormona, aunque esencial para muchas funciones del cuerpo, puede convertirse en un problema cuando sus niveles se mantienen altos de manera crónica.
Según la consultora especializada en bienestar y descanso, Jana Fernández, culpar al Cortisol por nuestros problemas de sueño no es del todo justo. El mismo, es vital para procesos metabólicos y de producción de energía. Sin embargo, nuestro estilo de vida acelerado y la constante exposición a pantallas mantienen nuestros niveles de cortisol elevados, impidiendo que la rama parasimpática del sistema nervioso, encargada de la calma y el descanso, se active adecuadamente.
Nuestro ritmo circadiano regula la secreción de Cortisol, que es más alta en la madrugada y disminuye durante el día. Cuando mantenemos niveles altos de cortisol a lo largo del día y especialmente antes de dormir, se dificulta la producción de melatonina, la hormona del sueño. Esta desregulación hormonal puede explicar por qué nos despertamos en la madrugada y no logramos volver a dormir.
Para evitar que el Cortisol perjudique nuestro descanso, Fernández recomienda planificar las jornadas para evitar urgencias, realizar tareas de una en una, tomar breves descansos durante el día, y priorizar las actividades intensas por la mañana. Además, destaca la importancia de mantener horarios de sueño regulares para mejorar la calidad del sueño y el equilibrio hormonal. Estas prácticas ayudan a regular los niveles de cortisol y a promover un descanso más reparador.