Vender una propiedad que aún tiene una hipoteca pendiente es una posibilidad contemplada dentro del mercado inmobiliario, aunque requiere seguir ciertos pasos para evitar complicaciones legales y financieras. En Argentina, esta situación se presenta por diversos motivos, como problemas económicos, separaciones, mudanzas o incluso cambios en el valor del mercado. En todos los casos, el vendedor debe asegurarse de que el monto obtenido cubra la deuda con el banco o negociar condiciones para saldar el saldo restante.
Entre las razones más frecuentes para vender una vivienda hipotecada se encuentran la pérdida de empleo, la necesidad de reubicarse en otra ciudad o país, o la separación de una pareja que compartía la propiedad. En estos casos, los especialistas recomiendan contar con asesoramiento legal y financiero para determinar la mejor estrategia. Si el valor de venta no cubre la totalidad de la hipoteca, la entidad financiera puede ofrecer opciones como la refinanciación del saldo pendiente.
Otro motivo que puede impulsar la venta es el incremento del valor de la propiedad, lo que permitiría obtener una ganancia antes de finalizar el pago del crédito. Sin embargo, también existen riesgos si el mercado inmobiliario cae, ya que el vendedor podría enfrentar dificultades para cubrir la deuda. Además, algunas personas optan por vender si la vivienda presenta problemas estructurales o gastos imprevistos que hacen inviable su mantenimiento.
Para concretar la venta, es fundamental liquidar la deuda con el banco, obtener su aprobación y cubrir los costos adicionales asociados a la operación, como impuestos y comisiones inmobiliarias. En algunos casos, las entidades financieras permiten una «venta corta», donde aceptan una cifra menor al monto adeudado, pero esto requiere negociaciones previas. Por ello, antes de tomar una decisión, es clave informarse sobre las implicancias legales y económicas del proceso.