La linaza ha ganado popularidad como superalimento gracias a sus numerosos beneficios para la salud. Conocida también como lino, esta semilla es una de las fuentes vegetales más ricas en ácido alfa-linolénico (ALA), un omega-3 que favorece la salud cardiovascular. Su contenido de nutrientes va más allá de lo básico, lo que la convierte en un aliado en la prevención de enfermedades. Además, es reconocida por ser una excelente fuente de fibra dietética, lo cual la hace ideal para mejorar la digestión y controlar el peso.
Expertos de la Mayo Clinic y la Cleveland Clinic recomiendan consumir linaza molida, ya que el cuerpo la absorbe mejor en esta forma. Esto se debe a su mayor biodisponibilidad, permitiendo una óptima asimilación de nutrientes como el ALA y los lignanos, antioxidantes que podrían reducir el riesgo de cáncer y enfermedades cardíacas. Gracias a su alto contenido de lignanos, la linaza posee propiedades que protegen las células y contribuyen a mantener la presión arterial en niveles saludables.
Incorporar linaza en la dieta es sencillo, ya que puede agregarse a múltiples alimentos sin alterar su sabor. Algunas formas comunes de consumo incluyen agregar una cucharada de linaza molida al cereal, yogur, o en batidos. También puede usarse en productos horneados y como sustituto de huevos en recetas veganas. La dosis recomendada es de dos cucharadas diarias, aunque se sugiere comenzar con una cantidad menor para adaptarse a su alto contenido de fibra.
A pesar de su aporte calórico, los beneficios de la linaza superan ampliamente esta consideración. Entre sus componentes se encuentran grasas saludables y fibra que, junto con una dieta balanceada, promueven una mejor salud general sin riesgo de aumentar de peso. Con sus propiedades digestivas, cardiovasculares y antioxidantes, la linaza se consolida como un superalimento que merece un lugar destacado en la alimentación cotidiana.