El 18 de febrero se conmemora el Día Internacional del Síndrome de Asperger, coincidiendo con el nacimiento del pediatra austriaco Hans Asperger en 1906. Fue él quien, en 1944, describió por primera vez este trastorno del espectro autista, caracterizado por dificultades en la interacción social, comunicación y comportamientos repetitivos. Esta fecha busca sensibilizar a la sociedad sobre las particularidades y desafíos que enfrentan las personas con Asperger, promoviendo su inclusión y comprensión.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente uno de cada 160 niños en el mundo tiene un trastorno del espectro autista. Aunque las personas con Síndrome de Asperger suelen tener una inteligencia normal o incluso superior, enfrentan desafíos significativos en la comunicación no verbal y en la interpretación de señales sociales, lo que puede dificultar su adaptación en entornos convencionales.
La detección temprana y la intervención adecuada son fundamentales para mejorar la calidad de vida de quienes tienen este síndrome. Las terapias pueden incluir intervenciones educativas especializadas, entrenamiento en habilidades sociales y terapia del lenguaje. Además, es esencial fomentar una sociedad inclusiva que valore la diversidad y brinde apoyo a las personas con Asperger, reconociendo sus talentos y contribuciones únicas.