Jujuy se ha convertido en una fábrica de pobres y Gerardo Morales se encargó de urdir una fórmula brillante para tener cada vez más pobres, lo planteado consiste en aumentar impuestos y servicios, de no invertir en sectores que puedan generar empleo y solo darle a la política una billetera interminable para gastar y dejan sin recursos a los jujeños.
De pobreza se entiende una forma de vida caracterizada por el insuficiente acceso a ciertos elementos que se consideran básicos para el bienestar de las personas que conviven en una determinada sociedad. Una persona pobre le falta elementos básicos para desarrollar una vida social considerada, humana. Sin embargo, las políticas asistenciales perduran y el empleo es una salida cerrada con ingresos muy bajos.
Las políticas contra la pobreza que se aplican en Jujuy, no generan capacidades ni otorgan autonomía a las personas pobres para que salgan de esa situación. Nunca llegan porque esperan que las personas caigan en la pobreza para evaluar si merecen asistencia y generan trampas que derivan en transferencia generacional de pobreza. Las políticas asistenciales focalizadas en personas escogidas por el poder político o bien quienes operan como intermediarios, no hacen más que acrecentar el modelo de vasallaje diseñado a gusto y paladar de la decadente dirigencia política.