Con el fin del verano, muchas personas notan la aparición de manchas en la piel producto de la exposición prolongada al sol. Especialistas advierten que estas hiperpigmentaciones, como los melasmas y los lentigos solares, pueden ser señales de daño cutáneo acumulado. “El sol genera un impacto progresivo en la piel, que puede derivar en alteraciones estéticas e incluso en problemas más graves, como lesiones precancerosas”, explicó la dermatóloga María Florencia Paniego.
Los efectos del daño solar incluyen arrugas prematuras, pérdida de elasticidad y manchas oscuras, que pueden agravarse si no se toman medidas preventivas. Según el médico dermatólogo Andrés Politi, es fundamental una consulta profesional para evaluar la naturaleza de estas manchas. “Aunque muchas son inofensivas, algunas pueden confundirse con melanomas, por lo que es clave un diagnóstico temprano”, afirmó.
Entre los tipos más comunes de hiperpigmentaciones se encuentran los lentigos solares, causados por la acumulación de radiación ultravioleta, y el melasma, que afecta principalmente a mujeres jóvenes y puede estar relacionado con cambios hormonales. “El tratamiento varía según el caso, pero en general incluye el uso de protectores solares con color, despigmentantes y procedimientos dermatológicos como peelings o láser”, detalló la dermatóloga Ana Tettamanti.
Para prevenir la aparición de estas manchas, los especialistas recomiendan el uso constante de protector solar, incluso en días nublados o durante la exposición a pantallas digitales, ya que la luz azul también puede contribuir al envejecimiento cutáneo. Además, se aconseja el uso de barreras físicas como sombreros y anteojos de sol. “El cuidado de la piel debe ser una rutina diaria, no solo en verano, sino a lo largo de todo el año”, concluyeron los expertos.
