Lionel Messi continúa demostrando su genialidad en cada partido, aprovechando al máximo los errores del rival, como lo hizo recientemente frente a Atlanta United en la MLS. Sin embargo, el capitán de la selección argentina es consciente de la diferencia de nivel entre la liga estadounidense y la élite del fútbol mundial. En la última Copa América ya había experimentado la exigencia física de equipos como Chile, Canadá y Ecuador, lo que le dejó una inquietud sobre su capacidad para seguir compitiendo en los más altos estándares.
En conversaciones con su círculo cercano, Messi se preguntaba si sin la comodidad que tiene en la MLS podría mantenerse competitivo en ese otro nivel, donde los adversarios no muestran admiración, sino una agresividad deportiva constante. El rosarino tenía en su calendario varias fechas subrayadas para probarse: los encuentros contra Uruguay y Brasil en marzo, el partido frente a Colombia en junio y el esperado Mundial de Clubes, donde Inter Miami enfrentará a rivales de mayor jerarquía como Porto, Palmeiras y Al Ahly.
A medida que el tiempo avanza y el Mundial 2026 se acerca, cada prueba adquiere mayor relevancia. A sus casi 37 años, Messi entiende que ya no será decisivo en todos los partidos, pero aspira a seguir siendo una figura influyente dentro del campo de juego. Su deseo de disputar su sexto Mundial sigue firme, aunque sabe que debe demostrar en cada encuentro que aún tiene lo necesario para competir al máximo nivel.
Para el capitán argentino, enfrentar a selecciones sudamericanas como Uruguay y Brasil era clave para medir su rendimiento en un contexto de máxima exigencia. Más allá de su impacto en la MLS, Messi quiere asegurarse de que todavía puede marcar diferencias en los escenarios más desafiantes. Su objetivo no es simplemente participar en el Mundial 2026, sino ser protagonista y demostrar que su talento sigue intacto, sin importar la edad ni el contexto en el que juegue.