Cada vez más personas optan por «activar» frutos secos y semillas, un proceso que permite potenciar su valor nutricional y mejorar la absorción de nutrientes clave. Según el nutricionista Matías Marchetti, estos alimentos contienen componentes naturales que actúan como barreras químicas para evitar una germinación temprana en condiciones desfavorables. Sin embargo, esos mismos compuestos, conocidos como «antinutricionales», también pueden reducir la absorción de minerales esenciales como calcio, hierro y zinc. Activarlos ayuda a descomponer estas barreras y aumentar la disponibilidad de nutrientes.
Marchetti explica que, al activar las semillas, el cuerpo puede aprovechar mejor su contenido en calcio, un mineral vital para la salud ósea. Por ejemplo, en el caso de las semillas de sésamo, la biodisponibilidad de calcio mejora significativamente al activarlas, lo que permite una mayor absorción de este mineral. El especialista subraya que lo mismo ocurre con otros alimentos como las legumbres y los cereales, los cuales pueden beneficiarse del proceso de activación.
Para activar frutos secos y semillas, el procedimiento es sencillo: se deben lavar, sumergir en agua a temperatura ambiente, y dejar reposar durante al menos ocho horas. En el caso de épocas calurosas, es recomendable dejarlos en la heladera para evitar el crecimiento de microorganismos. Además, la adición de sal o bicarbonato en el agua ayuda a ablandar más las semillas, aunque este paso debe omitirse para personas hipertensas. Posteriormente, los frutos deben secarse bien antes de su consumo.
Este proceso, además de mejorar la absorción de nutrientes, también facilita la digestión y permite obtener los beneficios del Omega 3, especialmente al romper las semillas. En el caso de las semillas de lino y chía, que requieren menos tiempo de remojo, basta entre 20 minutos y una hora para que se forme un gel listo para consumir, ofreciendo una forma sencilla de aprovechar su fibra y otros nutrientes en la alimentación diaria.